En un mundo más de lunáticos que de humanos
donde lo imposible es una paradoja
que se aferra a la esperanza de algún loco soñador,
en un continente tan flagelado por ser víctima de la historia,
y la fortuna y desdicha alteran a sus implicados
en una mezcla de raza, cultura y religión.
En un país y sus habitantes que lo quieren todo
pero no tienen nada, donde la buena voluntad
es un tesoro perdido, paradigma que nadie busca.
Hojeo las circunstancias que me han traído hasta aquí,
reviso por pura gana el origen, porque hoy
mi tiempo y mi espacio es tan despacio y
Tan estrecho, hasta aquí comprendo que las
fragancias son la etiqueta que opacan el olor a mierda
que una clase social alta es el título de injusticia,
que la pobreza sublevándose al azar
me hizo caer en la jaula de leones que tienen hambre
y el dinero que pierde al más honrado
ató mis manos haciéndolas extrañar las letras,
amordazó mi boca en una acción de coacción
a callar y obedecer cualquier mandato.
Hoy la muerte me saluda, me hace gestos de burla,
golpea mi cabeza con la tolva de una pistola
obligándome a hacer o decir cualquier
cosa que desee de mí.
No hay palabras específicas para describir
lo que llego a sentir al saber que detrás
de una línea telefónica hay una voz angustiada
y que reconozco, a la que engañan
para satisfacer el lujo de algún endemoniado.
Que en mi fantasía quisiera desprender de mi memoria
un cliché de los momentos más felices
para enviarlos por correo a mi familia, amigos y novia
y que sepan que un día estuve y los ame,
pero esa oportunidad me susurra dios
que ya la tuve y ya no tendré.
Mi cuerpo se eriza y estremece entre el lodo
que oculta mis gestos.
Lo que por dentro son siglos por fuera son días,
no encuentro la hora para fugarme a la luz o
a los brazos para hallar de nuevo el calor que tanto extraño.
Por si acaso no veo otro ocaso
me tatúo en el pecho palabras
Que escribo como se escribe el hebreo
- nózaroc im ne náratsE-
Para que en los espejos de su alma
Sepan lo que quise decir en alguna
última oportunidad de estar
físicamente presente.
© Fausto Morales. Todos los derechos reservados.
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