Te digo que
te amo,
y tu como si
nada,
te digo que
no tardes tanto
porque me da
por extrañarte,
pero cada
noche
me pintas la
escena de lo que ocurrió,
y te
acreditas una nueva obra de arte.
Estas
fingiendo ternura,
porque este
amor ya está roto
pero no
tienes las agallas
para
decírmelo a los ojos.
Estos besos
ya son de hielo,
se te
oxidaron todas las ganas, cada anhelo.
Huiste poco a
poco, al principio,
salias de
puntillas sin que me diera cuenta,
dejaste
tiradas todas las estrellas
que te
conseguí a plena luz del día.
Aún veo esos
destellos y me saben a ironía.
Siempre
tienes las excusas,
las que tú
crees perfectas,
las que yo se
que detrás
tienen
sombras perversas.
Me opaca la
gélida caricia con que te despides,
me quedo con
un café en la mano
fingiendo
tragarme las letras del periódico,
Me cambiaste
por un tipo
que juega a
lo que tu juegas conmigo.
Pero tu pobre
mirada solo quiere ver el orgasmo,
si supieras
que yo se lo tuyo y lo de él,
te tragarías
tu silencio abrumador y tu gesto de sarcasmo.
Esta noche
decidí empacar mis versos y mi maleta,
me fui
corriendo y no pretendo llegar a una meta.
Ya no habrá
en esta historia,
ni para que
se abra o cierre, una puerta.
Al principio
no fue fácil decidirlo
pero tu
indiferencia y tu renuencia a discutirlo,
a mi corazón
amordazaron.
Me dio por ya
no sentir nada
y dejar los
sueños olvidados en la almohada.
© Fausto R. Morales Santiago. Todos los derechos reservados.
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